Un jardín no es sólo un trozo de tierra donde se cultiva algo. Es un mundo vivo que puedes compartir. ¿Y sabes qué? Cuando dejas que las pequeñas criaturas se abran camino en él, ocurre algo especial. De repente no es sólo tu jardín, también les pertenece a ellos. Y por eso cambia. Cobra vida. Imagínatelo. Abres la ventana por la mañana y, en lugar del molesto timbre del despertador, te despierta el canto de los pájaros. El piar suave y alegre que se mezcla con la primera luz de la mañana. Sólo un comedero, un poco de semilla, y pronto los herrerillos, gorriones y algún mirlo ocasional empezarán a volar para reclamarlo para sí. Y si ves un arrendajo en alguna valla, observándote con esos ojos tan astutos, puedes pensar: Vale, ahora somos amigos.
Y luego están los visitantes inesperados. Cuando la noche se vuelve más tranquila y el aire huele diferente, algo se mueve entre las sombras. Lo observas un momento y de repente lo ves: un pequeño erizo está rascando tranquilamente a lo largo del macizo de flores. No tiene prisa, porque sabe que está en casa. Igual que la ardilla que salta por las ramas durante el día y entierra sus nueces en el césped. La rana que se ha hecho un nuevo hogar en el rincón bajo el arbusto. La lagartija que toma el sol en una vieja piedra. Estos pequeños vecinos no te dirán ni una palabra, pero te hacen sentir parte de algo más grande. ¿Y lo mejor?
No están aquí porque sí. Cada una de ellas tiene un trabajo que hacer. Los abejorros y las abejas se asegurarán de que tus manzanos estén envueltos en flores en primavera y te darán una cosecha de la que estar orgulloso en otoño. Las ranas y los lagartos te ayudarán a deshacerte de los insectos no invitados. ¿Y los pájaros? Acabarán con los pulgones antes de que te des cuenta en verano. Dales una oportunidad. Sí, no siempre es idílico. Las babosas pueden ser exasperantes, los topos pueden arruinar un césped bien cuidado, y cuando un ciervo mordisquea tu árbol joven por la noche, te dan ganas de llorar. Pero quizá sea lo correcto. Quizá un jardín no deba estar perfectamente cuidado. Tal vez se supone que es un lugar donde todo se mezcla. Donde aprendemos paciencia, respeto y humildad.